Carta abierta de Anonymous al mundo.

“Nos encontramos en un momento único en nuestra historia, el auge de Internet y la tecnología informática han contribuido a una tasa sin precedentes de prosperidad para el Primer Mundo.

Hemos creado para nosotros mismos un imperio sin igual, una red global de comercio y comunicación constante, una nueva era de avances tecnológicos. Hemos recorrido un largo camino desde nuestras humildes raíces en la Revolución Industrial. Ahora somos pioneros en las nuevas fronteras digitales ampliando nuestro dominio del mundo cuántico a los confines del espacio.

Y, sin embargo, el imperio se enfrenta a la crisis, la recesión mundial, la creciente pobreza, la violencia rampante, la corrupción política y las amenazas a la libertad personal. Como en otros tiempos de crisis, las viejas historias han comenzado a repetirse. Las medias verdades, esta vez repetidas cada noche en las noticias, hacen eco a través de Internet: el imperio es fuerte, el cambio es poco prudente, los negocios son la respuesta a todo. En tiempos de incertidumbre hay quienes tratan de aumentar la confusión, para aprovecharse de nuestras inseguridades y temores. Tratan de mantenernos divididos para su propio beneficio. La estrategia dominante toma muchas y muy convincentes formas: izquierda y derecha, cristianos y musulmanes, blanco y negro, santo y pecador…

Pero algo inesperado está sucediendo. Hemos comenzado a contarnos unos a otros nuestras propias historias. Compartimos nuestras vidas, nuestras esperanzas, nuestros sueños, nuestros demonios. Cada segundo, día tras día, a todas horas, los detalles de nuestras vidas en esta tierra fluyen a lo largo del mundo. Vemos la vida de los demás retransmitida en nuestras salas de estar, empezamos a entender las consecuencias de nuestras acciones y el error de las viejas costumbres. Comenzamos a cuestionar los viejos paradigmas que dicen que estamos hechos para consumir, no para crear, que el mundo es a nuestra semejanza, que las guerras son inevitables, que la pobreza ocurrirá siempre. A medida que aprendemos más acerca de nuestra comunidad mundial una verdad fundamental ha sido redescubierta: No somos tan diferentes como pueda parecer. Todo ser humano tiene sus fortalezas, debilidades y emociones profundas. Anhelamos el amor, la risa el amor, tenemos miedo a estar solos y soñamos una vida mejor.

Debemos crear una vida mejor.

No puedes quedarte sentado en el sofá viendo la televisión o jugando a la videoconsola, mientras esperas una revolución. Tú eres la revolución. Cada vez que decides no ejercer sus derechos, cada vez que te niegas a escuchar otro punto de vista, cada vez que se ignoras el mundo que te rodea, cada vez que gastas un dólar en un negocio que no paga un salario justo estás contribuyendo a la opresión del cuerpo humano y a la represión de la mente humana. Pero tienes opciones… la opción de tomar el camino fácil, el camino conocido, el camino de la sumisión… o la opción de levantarte, de salir a la calle y hablar con tu vecino, de uniros a nuevos foros para crear un cambio duradero y significativo para la raza humana.

Este es nuestro reto:

Una revolución pacífica, una revolución de ideas, una revolución del arte. El siglo XXI como un siglo de iluminación. Un movimiento global para crear una nueva era de tolerancia y comprensión, de empatía y respeto. Una época de desarrollo tecnológico sin trabas. Una era de intercambio de ideas y de cooperación. Una época de expresión artística y personal. Podemos optar por utilizar las nuevas tecnologías para un cambio positivo y radical o que estas sean usadas contra nosotros. Podemos optar por conseguir la conexión gratuita a internet, mantener los canales de comunicación abiertos y excavar nuevos túneles hacia los lugares donde la información es todavía reservada. O podemos dejar que todo se cierre en torno a nosotros. A medida que avanzamos en los nuevos mundos digitales, debemos reconocer la necesidad de información veraz y de una expresión libre. Tenemos que luchar para mantener Internet abierta como un mercado de ideas donde todos se sientan y traten como iguales. Debemos defender nuestra libertad de aquellos que tratan de controlarnos. Debemos luchar por aquellos que aún no tienen voz.

Seguid contando vuestra historia. Todos deben ser escuchados.”

Hasta los huev*s ya.

Pues sí. Pensaba yo que no iba a ser para tanto, pero al final uno se enciende y dice cosas que no debería. Pero es que esto ya es pasarse.

Supongo que me estoy haciendo mayor y está empezando a crearse dentro de mí un pequeño cascarrabias miope que se encarga de chillar, reñir y comentar todo lo que le parezca mal. O quizás es que esta situación que estamos viviendo en este instante en España es tan surrealista que no me sale la vena agradable o simpática, sólo la que se suele quejar más a menudo.

El tema es que desde hace un tiempo hacia aquí, escucho más la radio y menos música. Leo más y veo menos tele, y estoy volviendo a ser el asombrado adicto a la lectura y al saber que era antes.
Se nota MUCHO como mis neuronas lo agradecen. Y también se nota en que mi blog últimamente tiene más entradas, fruto de mis deseos de contaros todo lo que planea por mi mente.
Mi redescubierta cabecita se está dando cuenta de lo realmente mal que están las cosas. Y no me refiero a los parados; porque, tarde o temprano, todos conseguimos algún trabajillo por ahí. Tengo muy claro que el que busca, encuentra.
Me refiero a todo este humo que está creando el Gobierno español. Un humo, que se empezó a crear para taparnos la vista de la que se nos viene encima y al final nos vamos a asfixiar todos. Y no precisamente en el humo del tabaco.

Esta estúpida ley es una de tantas que se están sacando de la manga por que sí. Y no me quejo de este Gobierno por ser de un color o de otro, sino que espero que la gente se de cuenta de una vez, que sean de izquierdas o de derechas, siempre van de la manita. Y su papi es el Banco para el que parecen trabajar.

Pienso que ya va siendo hora de que, como oí en el programa "Asuntos Propios", el miedo cambie de mando. Que no les tengamos miedo a los gobernantes, sino que ellos nos teman a nosotros.
Ha llegado el momento de coger el toro por los cuernos. El mundo ha cambiado y los jóvenes somos los que deberíamos decidir nuestro futuro.