Como el desayuno es la comida más importante del día, mojaré el Colacao con las páginas de La Máquina de Efrén de mis amiguetes Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou, aderezado además con la firma de los autores. En el almuerzo me encargaré del Asfixia de Palahnuik, y la cogeré con muchas ganas.
A eso de las dos, disfrutaré de las páginas de Neil Gaiman: El cementerio sin lápidas y otras historias negras. Como siempre, el postre ha de darle el toquecillo final, así que me veré el documental Bananaz sobre la historia de Gorillaz.
La merienda ha sido siempre mi niña bonita, así que me reservo esa hora para devorar Guerra Mundial Z, de Max Brooks, y quedarme bien llenito.
Aún así, antes de dormir, disfrutaré de una cenita también de Neil Gaiman, Objetos Frágiles.
Creo que me quedaré bien, vaya.
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