La trilogía Cornetto Vs mi vida.

/ lunes, diciembre 02, 2013 /
Hoy venía a hacer la crítica de Bienvenidos al Fin del Mundo, la última entrega de la trilogía Cornetto de Edgar Wright. Pero os estaría mintiendo si escondo toda la conexión sentimental que tengo con esta película, y en especial con toda la trilogía. Así que ahí va una buena dosis de esas de "Querido diario".




1. Sabor Fresa y Nata.
Conocí a los protagonistas de esta trilogía allá por el 2004, cuando encontré una pequeña película a la venta en el kiosco de mi barrio de toda la vida. Se trataba de Zombies Party. Como no estaba muy seguro de qué podría encontrarme en un DVD vendido en una paraeta de gominolas y revistas, decidí compartir el visionado con mi grupo de amigo de entonces: mi mejor amigo ever, Carlos; otro de mis grandes apoyos durante la pre-adolescencia, Javu y mi primo Toni, el más joven de la panda y el hermano pequeño de todos. Si la habéis visto como tiene que ser podréis adivinar lo flipante que fue esa tarde para mí: amigos, peli, papas y una buena dosis de Pepsi (nuestra cerveza de aquel entonces) y si no la habéis visto, dejad de leer porque no entenderéis apenas nada de lo escrito por aquí: dos amigos deciden acabar con el apocalipsis zombie que se ha desatado en la ciudad, justo el día en que uno de ellos se había envalentonado a agarrar la vida por los cuernos.


Me sentí muy identificado con el dúo protagonista, aunque no de la misma forma con la verdadera historia que nos cuenta: que es en realidad superar el miedo a avanzar, a tus relaciones; por aquel entonces sólo vi como uno de ellos tenía que cargar a todos lados con su otro amigo. Perezoso, sin ganas de salir y siempre metido en casa, se trataba de un perfil muy similar al Carlos de aquel entonces. Y yo era Shaun, siempre defendiéndolo de los que lo criticaban y arrastrándolo conmigo a todas partes. La relación entre Carlos y yo la tengo muy bien guardada dentro de mí, como saben los que me conocen. Y sin duda, ha sido un gran acompañante toda mi vida.



Fueron unos grandes tiempos; y no cambiaría nada del mundo por recuperar noches como aquella. Zombies Party fue mi película favorita por mucho tiempo, título que hoy en día sigue compartiendo con alguna más. Y ahora mismo tengo en mi estantería un DVD ralladísimo que no puedo volver a ver, por las vueltas que ha dado ya en mi reproductor. 


2. Sabor Vainilla y Chocolate.
Algunos años más tarde, mi vida cambió mucho. La relación que tenía con mi amigo Javu la dejé que se enfriara, el pequeño Toni se hacía mayor y Carlos se marchó a otra ciudad a vivir. Sin duda, todavía recuerdo esa temporada como algo muy malo, y no me gusta volver a mirar hacia esos días. Aunque también empecé la universidad y encontré nuevos amigos con los que podría contar a partir de entonces. Durante este tiempo apareció la segunda parte de la trilogía que nos ocupa, Arma Fatal (2007), donde un policía de ciudad llega cascarrabieando a un pueblucho donde no sucede absolutamente nada (o eso parece), allí, muy a su pesar consigue conectar con un simpático agente de policía. De nuevo, otra divertidísima cinta donde parodiaban el cine de policías, al igual que hacía su antecesora con las películas de zombis.



Como no podía ser de otra manera, una historia escondida fluye durante toda la película. Es una película sobre la amistad, tal y como yo la siento: de como dos personas pueden empezar a necesitarse de una forma muy peculiar. Ni hablo de amor ni de nada. Hablo de la amistad verdadera, que tantas veces se suele denostar a la pobre. Me afectó mucho esa película, mi mejor amigo Carlos acababa de marcharse y yo tenía que enfrentarme sólo a un mundo totalmente desconocido para mí. Yo, que nunca había salido de casa sin haber meado antes, por si acaso. Y aunque tocado, conseguí salir adelante ya que, por suerte, pude contar con otros grandes colegas que me acompañaron durante un buen trecho en todo este camino. Otro de mis pilares principales apareció en mi vida, Jorge, con quien compartí esta película. Y pude comprobar cómo dos amigos pueden llegar a coincidir en tantas cosas y en tantas tonterías sin haberse visto nunca antes. Días, tardes, noches y clases divertidísimas sucedieron en toda esta época, que también añoro con un cariño realmente especial.



Este DVD, por cierto, también anda bastante rallado.


3. Sabor Chocolate y Menta.
Bienvenidos al Fin del Mundo (2013) es una película que pasa a ser épica desde ya. Se trata, cómo no, de una cinta homenaje, y esta vez se dirigen hacia el cine de los 60-70 sobre invasiones alienígenas y demás excusas McCarthystas. Pero pasa como todas, y pasa de ser una mera comedia estúpida a lo Scary Movie para tener una historia por la que valer por sí misma. Una comedia brutal donde no te da tiempo a aburrirte en ningún momento. Llena de joyas, emociones y mucho mucho humor, con un gran argumento principal que te guía por toda la película y también con varias referencias frikis. En esta nueva entrega, nos vuelve a hablar sobre la amistad, pero desde otro punto de vista. 



Que llegue ahora esta cinta, justo en este preciso momento de mi vida, es cuanto menos, curioso.
La historia en sí nos habla de lo difícil que nos resulta avanzar en la vida a algunos, o madurar, como se dice normalmente. Nos cuenta la vida de un grupo de amigos, que tuvieron sus noches y sus experiencias; pero ya han crecido, han madurado y han continuado sus vidas. Pero hay uno de ellos que no. Hay un miembro de la panda que no ha sabido o no ha querido evolucionar. Que sigue pensando en sus amigos tal y como eran antes. Y que quiere volver a unirlos a toda costa, por que lo necesita.



Justo este fin de semana, estrenan esta tercera película de la que hablo. Justo hoy, he decidido ir a verla con mi chica. Justo ayer, tuvimos una tranquila cena de amigos de la infancia. Justo dentro de poco volveré a quedar con Jorge, que marchó hace tiempo hacia tierras extranjeras.
Mi vida, para poneros en detalle, es más o menos así. La mayoría de mis amigos tanto los de la infancia como los últimos, han madurado y han avanzado en la vida. Es normal joder, es una regla muy común. Y no nos engañemos, que yo también he madurado y he avanzado, pero si soy sincero, me encantaría volver atrás poder revivir todas esas sensaciones. Ahora mismo me encuentro un poco huérfano de amigos AMIGOS, de esos de verdad. Tengo muchos amigos, y también muchos colegas, y no puedo quejarme. También tengo una novia maravillosa con la que no puedo estar más a gusto, así que lo repito: realmente, no puedo quejarme. Sin embargo, me hallo sin esa persona con la que poder compartir todo lo que se cuece dentro de mi cabeza, no tengo a nadie con quien poder desahogarme. O poder, simple y llanamente, pasar una noche tranquila en plan amigos, hablando de tonterías.
Por eso mismo, esta trilogía ha pasado a formar una parte importante de mi vida. Y son pocas las películas que realmente llegan a tocarte. También me sirve para repensar un poco las cosas, y empezar a cambiar mi cabecita. Quizás no es tanta la importancia que le debería de dar a los amigos, y quizás me equivoqué cuando nada más conocer a la que sería mi novia le advertí que mis amigos llevaban más tiempo a mi lado que ella, y que debería respetar mis momentos junto a mis amigos. Que para mí eran sagrados.

Quizás debería pensar en eso que llaman madurar.

"El hombre de Acero", cuando Superman se enfada.

/ miércoles, junio 26, 2013 /
Superman vuelve a volar sobre nuestras cabezas en la pantalla grande, después de Superman Returns, de Bryan Singer, con la cual un servidor disfrutó muchísimo. Y como él, pese a que últimamente paso más tiempo en mi otro blog, yo también vuelvo a pasearme por estos rincones bloggeros oscuros para hablaros de El Hombre de Acero, la nueva visión/ versión del héroe de la capa roja, siempre que se discuta antes, claro. Por supuesto que he ido a verla con la mosca puesta detrás de la oreja. Internet ya se ha ocupado de crearme un hype y también de bajarlo, por culpa de tráilers, comentarios, criticas... Pero claro, no puedo opinar nada seguro hasta que lo vea por mí mismo.
A partir de aquí van a haber más SPOILERS que castañas en invierno



La verdad, no sé muy bien cómo empezar. Bueno en realidad sí. Es el X-Men 3 de DC. Una peli que sí, sí... pero no. No sé si por las ganas que teníamos todos de verla, amén de los gloriosos tráilers que nos enseñaban para alargarnos los dientes, pero la película falla bastante.
La larguísima nueva versión de Superman falla porque no tiene una progresión dramática lógica. No me refiero a los contínuos saltos entre flashbacks y presente (aunque ya cansa bastante esta forma de contar historias), sino que tenemos personajes que aparecen o se van sin ningún sentido. Además, me molestó muchísimo la forma de contar la película: una concatenación de historietas que nos cuentan para explicar cómo Superman sabe que es Superman. Aún así, no puedo negar que disfruté mucho más de estas historias cortas, donde nos muestran la dualidad entre Clark y Jor-El. Donde él mismo se pone a prueba, y el ritmo entre acción y emoción están muy muy bien llevados.
Justamente, mis adorados frikis de Mondo han creado dos pósters para la ocasión bien distintos entre sí, y que me viene al pelo para mostrar las dos partes de la película.

Man of Steel, de Ken Taylor.

Dentro de la coherencia lógica de los personajes, tenemos el tan hablado tema de la masacre que organizan Clark y el General Zod por toda la ciudad, muy Godzilla contra Mothra. Imagino, que todo este asunto viene a respuesta de los ataques que sufrió Superman Returns (2006) a la cual tildaron de aburrida y con poca acción. Casi casi que toda esta nueva película viene a colación de aquélla.
Sí que es verdad que las escenas de acción son bastante atractivas, aunque se abuse un poco de la cámara rápida (y mira que es Zack Snyder...) pero las peleas y las ostias como panes están muy bien repartidas. Vamos que molan. Desde la última entrega de Matrix que no teníamos una pelea por los aires, y la gente ya las demandaba al más puro estilo Son Gokuh. Piedras que se levantan, movimientos rápidos, edificios destruidos, mobiliario urbano por los aires, luz, fuego, destrucción... ¿qué hubiera pasado si ésta película se llamara Dragon Ball?
Lo que no me encaja mucho en la película es que después de unas emocionantes y sufridas peleas, destrozando calles y calles y calles de la ciudad, sufra muchísimo al matar a Zod, pero no se preocupe de las numerosas bajas civiles que han habido. Vale que es de tu raza, vale que es el último de tu mismo planeta. Pero no me sirve que generes muertes inocentes sin ninguna preocupación, siempre y cuando tu madre y tu chica estén en perfecto estado.

La increíble versión de Martin Ansin.

* * *

Es muy espectacular, aunque sea una obviedad decirlo. Desde unos efectos especiales bastante flipantes donde muy pocas veces se les llega a ver el cartón, hasta un plantel de actores muy destacado. Pasando por varias escenas realmente curradas muy fondo de pantalla. Los actores cumplen bastante bien. Michael Shannon lo borda, como siempre, y eso que en ocasiones parece que ni él mismo se toma en serio lo que está haciendo. La nueva Lois Lane tiene la perspicacia que tan bien le queda (y esa nariz que me pierde, todo sea dicho). Pero la prueba de fuego es sin duda la de Henry Cavill como Superman. Y aunque ya digo que a veces se le queda cara de atontado, y que imagino que será para tener alguna escena mojabragas/ mojabóxers, entra muy bien en la película, y no hay duda de que ha sido una buena elección. Se comporta como Superman, tiene cara de Superman y ahora mismo no tengo a otro en la cabeza, aunque la sombra de Christopher Reeve es taaaan alargada... Había momentos en que juraría que tenía las mismas expresiones, y hasta la misma cara.

Dejando a un lado cosas que no me hicieron mucha gracia, como que Lois Lane aparezca de repente en todos lados, lo cierto es que he disfrutado bastante con la película (igual que disfruté con X-Men: La decisión final, ojo) e imagino que será muy atractiva al panorama juvenil actual, que busca este tipo de películas.
Fuera de titulares baratos de si es o no el Superman clásico y colorido (como sí lo fue en Returns) o si es una nueva versión o una nueva visión, sí que es verdad que ES SUPERMAN, tiene la esencia y tiene la vida, pero parece que a mitad película se le olvida y cambia toda la filosofía que tanto le ha costado aprender.

Lunes noche.

/ martes, abril 23, 2013 /

Hay momentos en que tu cuerpo te pide algo y no sabes qué es.
Hay pocas veces en que una película responde por completo a tu estado de ánimo de ese cierto momento, y eso es lo que me ha sucedido esta vez. Algo que sólo me ha pasado en pequeños periodos de mi vida, muy distintos entre sí, con pelis como El Apartamento o ¡Rompe Ralph!
El Apartamento llegó a mí como por casualidad, de regalo con un periódico. Caí perdido en ella en un momento en que atravesaba una dura pérdida para mí: un amor no correspondido que tardó tiempo en cicatrizar. Y al que ahora, con el tiempo, ves de otra manera mucho más distinta. Además, todas las navidades me envía una tarta por navidad. Apenas conocía a Jack Lemmon, y eso que ya llevaba varios años iniciado en el mundo del cine, desde entonces se ha convertido en mi película favorita.
En la otra esquina del ring, y con un peso totalmente distinto al anterior oponente se encuentra ¡Rompe Ralph!. Me acuerdo que salimos del cine y todos me preguntaban cómo podía haber llorado tanto con esa peli. Y es verdad, que no es para tanto. Sin embargo, unos días antes me dijeron que la pequeñaja de la casa, Lucía (mi ahijada de 4 añitos) y su familia tenía que marcharse a vivir a otra ciudad bien lejos. Me pareció bien, las cosas no les iban bien aquí y había que probar. No fue hasta ver esta maravilla de film cuando desaté todo lo que en realidad pasaba por mi mente: no iba a verla tanto como antes.Y es que a veces, para proteger a los que te importan, tienes que dejarlos libres, en su mundo.

Ha habido otros muchos momentos donde las películas retrataban a la perfección mi película interior en ese momento. A veces me siento como "Abed", de Community. Me sucedió con 500 días juntos, con Scott Pilgrim y en especial con casi todo el cine de animación, de las que Buscando a Nemo es el zénit (y de verdad que no sé porqué)

Ali (2012, Paco R. Baños) es otra peli con ganas de sumarse a la lista.


He conectado con ella de una forma brutal, supongo que por ese acercamiento tan bien llevado y tan natural que tiene la peli. La música, las caras, los pequeños detalles que se van repitiendo durante la trama... Me ha encantado. La recomiendo, y mucho.
Es un proyecto de indie patrio, y no está libre de fallos, obviamente. Pero destila a un olor dulce y cuidado, sobretodo en la relación de las dos Alicias, madre e hija, que tan bien quedan en escena. La gente se muestra tal y como es, con sus luces y sus sombras. Y aunque tiene detalles un tanto yankis, se le puede perdonar por ese atrevimiento que es toda la película. Y porque a Verónica Forqué se lo perdono todo, joder.

Doble Sesión: Las Sesiones y The Master

/ sábado, marzo 30, 2013 /
Hace unos pocos años descubrí uno de esos cines con encanto de los que ya no hay. Muy alejado de las multisalas llenas de palomitas por el suelo y donde no cuidan a sus espectadores, están los Cinestudio D'Or, en el centro de Valencia. Un cine que lleva mucho (muchísimo) tiempo a sus espaldas pero que yo conozco desde hace relativamente poco. Es un lugar acogedor al que no suelo faltar ninguna semana, y es que se encargan de proyectar dos películas con bastante interés que llevan igual unas semanas en cartelera, y que están a un muy buen precio. Doble sesión, precio bajísimo (máximo 4 euros) y donde te puedes llevar la cena "a cambio de que mantengas la limpieza del cine y de sus instalaciones", como bien rezan en su Decálogo del Buen Espectador.


Pues bien, en una de estas sesiones dobles me descubrieron dos películas que tenía bastante interés en ver. La primera de ellas fue Las Sesiones, de Ben Lewin.


Fue sin duda la sorpresa de la noche, aunque no deja de ser la tipicorra comedia-triste que tan de moda está ahora. Aún así, me gustó mucho. Y es que rezaba una y otra vez para que volviera a salir en pantalla el cura interpretado por William H. Macy, que llena toda la pantalla siempre que aparece.
Pero como bien se encarga de aclararnos el cartel oficial (siempre mucho más feos que los teasers) la pareja protagonista la forman el escritor Mark O'Brien (John Hawkes) y su terapeuta sexual, interpretada por Helen Hunt; que nos cuentan los avances que tiene dicho escritor para poder llevar una vida sexual normal.

Cierto, se me olvidaba comentaros que Mark está unido a un pulmón artificial y no puede mover nada de cuello para abajo, pero sí tiene sensibilidad. La película nos habla de como su terapeuta quiere prepararle y ayudarle para la decisión que ha tomado el escritor, y que ha discutido bastante con su amigo el cura: a sus 38 años, quiere perder la virginidad.

Muy bien filmada, con un tono entre intimista y peli sobremesa de Antena 3, la película nos demuestra como los problemas sexuales son una dificultad para todas las personas, pero son mucho más difíciles para las personas con algún tipo de invalidez. De todas formas, la trama no deja de salpicar luz por todos lados, en parte gracias a su carismático protagonista, que desde su ángulo de visión consigue ver todas las cosas y todos los problemas con un tono de mucho humor pero aún así, muy humano.
La película no tiene mucho más: una historia potente que te consigue emocionar y unos personajes todos ellos adorables y muy bien llevados y profundos, aunque nunca dejas de lado a la pareja protagonista.


Lo mejor de la película es sin duda el tono tan personal que tiene, y ese secundario tan de lujo que forma William H Macy. Se hace muy amena y disfrutable.
Lo peor es que haya pasado tan de paso, valga la redundancia.

En definitiva: no es que se merezca un lugar en el podio de todos los cines, pero es una película simpática y que no molesta a nadie, que se hace mucho de querer.

En la parte 2 de la sesión doble: The Master, de Paul Thomas Anderson.

Vínculo generacional

/ martes, febrero 19, 2013 /
Últimamente parece que sólo hablo de música... No rompamos la magia ahora.
Os dejo con la lista para llegar definitivamente a la paz mundial.

Viva Fridays!

/ viernes, febrero 08, 2013 /
Es viernes y además estoy de muy buen humor (al menos hoy). Vamos a aprovechar y os dejo uno de esos temas que vendrán pronto...

Concurso de carteles para las Fallas de Torrent

/ martes, enero 29, 2013 /
Me encantan los concursos. Siempre me han gustado, mucho antes que el diseño, la verdad. Pero lo malo de los concursos es el tema de la elección del jurado. Para que un concurso tenga sentido considero que el jurado debe tener un mínimo de criterio a la hora de elegir al ganador.
Me explico con un ejemplo bien claro. Imaginaos un concurso sobre música folk contemporánea española. Probablemente si me colocan a mí como jurado no tendría ni idea de a quién elegir, ya que no he tenido interés por este tipo de música (al menos, mientras escribo estas líneas) y no sé cómo es o cómo debo escucharla. Si me eligieran a mí de jurado para este concurso, seguramente elegiría una canción afín a mis gustos musicales, que casi seguro sería lo más opuesto a la música folk contemporánea de España. En el caso de que pusiera en la piel de un concursante, preferiría mil veces que el voto lo tuviera un entendido en este tipo de música para que pudiera valorar totalmente mi propuesta: forma y función. Ya sea para bien o para mal, este tipo al menos tendría argumentos sólidos.
Aún así y todo entiendo que dentro de un jurado debe haber un voto popular, de otro ámbito distinto al concurso, para que haya una "democracia" en los votos, pero obviamente esto debe ser en un porcentaje minoritario.
De todas formas, adoro los concursos. Y el gran ilustrado(r) Puño en una de las charlas que más me han marcado lo resume muy bien al decir que una vez te has presentado por primera vez a un concurso, estás obligado moralmente a presentarte todos los años hasta que ganes.

Toda esta monserga viene a consecuencia de mi última experiencia en uno de ellos. En este caso el del Cartel de Fallas de Torrent. Nuestro equipo de diseño y yo realizamos con mucho ánimo y cervezas un cartel tan dispuesto como cualquier otro a ganar el concurso.




Justo de detalles y con una estética hecha a mano, la ilustración nos cuenta el periplo de una mujer para hacerse el ocho, es decir, el moño trasero. El estilo responde a uno propio, el nuestro, que nos ayuda a separarnos del resto de trabajos y con el que queremos dar un valor añadido a todas nuestras obras.
Atención: sigo diciendo que esta propuesta es igual de válida que el resto, aunque si es mi póster dejadme que me vanaglorie un poco, joder.

La exposición estuvo muy bien. Lo normal. Obras que destacan más y otras menos. Propuestas donde se notaba una mente creativa detrás y otras donde se notaba el tiempo libre que tenían algunos.

Este cartel por ejemplo me ha llamado mucho la atención. Se nota un cuidado especial por el autor, una tipografía bien puesta y un bloque de color automáticamente te dirige la mirada hacia él. Quizás que el resto no se salga más de lo tradicional lo penaliza un poco.

Este ha sido el otro cartel que más me ha impactado. Y es el que creo que debería haber sido ganador. La estética impacta muchísimo, y la técnica te llama la atención cuando la observas de cerca. Recordándote a Duchamp entre tanta línea y garabato. Además se sale de la típica fallereta (donde hemos caído todos) para mostrarte algo más poético. Su peor error ha sido querer seguir con esa estética mareante con el texto, y no se llega a entender nada. Algo que le resta casi todos los puntos para ser vencedor, ya que ante todo es un cartel, no una obra de arte.



Ésta última propuesta ha sido la coronada como vencedora del certamen. Y como habéis podido suponer no estoy de acuerdo de ningún modo. Como argumento principal os invitaré a que busquéis en Google "cartel fallas" para que veáis como todos los carteles de fallas son bastante parecidos a este póster. De la propuesta en sí, tan sólo decir que la veo pobre a diferencia de sus hermanas de Google que tienen más detalle y riqueza.
El principal problema lo veo en que no deja de ser el mismo cartel que en todas partes. Y si queremos que nuestras fiestas se distingan, supongo que para bien, no caigamos en el mismo error todos los años. Error que se repite al nombrar un jurado que por suerte, está muy puesto en temas gubernamentales del ayuntamiento, pero que de diseño no saben mucho, y que no tienen porqué saberlo, porque no es su trabajo. Permítanme además resaltar que entre el jurado nombrado se encontraba el maestro Eugenio Simó, al que siempre he admirado por su trabajo y con el que me encantaría discutir sobre las distintas propuestas. Sobre todo de la mía, para poder aprender. Ya saben, stay hungry, stay foolish.
¿Acaso nadie más se da cuenta de que premian el mismo póster todos los años?
¿Cuándo vamos a avanzar un poco? A paso lento pero firme. Cualquiera de las otras propuestas me hubiera servido como una solución mucho más llamativa que la elegida este año, lo siento.
Por supuesto y manteniendo mi postura de antes, esta es puramente mi opinión, aunque me permito opinar con mucha más franqueza y argumentos en este concurso que no en aquel de música folk contemporánea española, donde habrá gente más cultivada que yo, seguro.

Un detalle importante que me ha molestado bastante ha sido durante el discurso del Concejal de Cultura y Fallas del Ayuntamiento de Torrent, Modesto Muñoz, donde mientras entregaba su merecida enhorabuena al campeón del concurso, nos explicaba como los primeros carteles de fallas eran obras de arte complicadas de realizar; pero que ahora, ché, lo tenemos todo más fácil con el ordenador. Ha sido este pequeño detalle el que me ha animado a escribir tanta diatriba. Imagino que no lo ha querido decir en el peor sentido, pero también hay más formas de explicarse. Señor Concejal de Cultura y Fallas del Ayuntamiento de Torrent, Modesto Muñoz: el arma más potente de la creatividad es la cabeza, el ordenador es tan sólo una herramienta para llevar a cabo esas ideas que han nacido y se han gestado durante mucho tiempo. Decir que el diseño "se hace solo" teniendo un ordenador es equivalente a sentarte enfrente de una caja de pinturas esperando a que se levanten por arte magia a lo escobas en Fantasía y se pinte solito el Guernica de Picasso.

Ahora, me encantará despedirme con un gran diálogo que tuve la oportunidad de presenciar de un diseñador con un cliente especialmente pesado (y maleducado) al que intentaba hacerle comprender la valía de nuestro trabajo, y el por qué estamos donde estamos: para ganar dinero por ello y no por gusto.
DISEÑADOR: Mire, amigo, yo creo que esta es la mejor opción para su empresa. Llevo tiempo en este mundo y considero que esta es la solución perfecta a sus problemas.
CLIENTE: Ay, pero es que a mí eso no me gusta. Me gustaría más en otro color. ¿Qué más te da cambiarlo al color que me gusta? Sobre gustos no hay nada escrito...
DISEÑADOR: Sobre gustos sí hay escrito, y mucho además. Lo que ocurre es que usted no lo ha leído.

Django Desencadenado: La película.

/ sábado, enero 19, 2013 /
Recién llegado de verla, fresquito todavía. He salido con un sabor de boca algo agridulce, pero no me ha sabido mal de todo.
Me explico.

Es vox populi que Tarantino puede tomarse las licencias que quiera en sus películas, que para algo es Tarantino. Es un detalle que todo el mundo le permite, y le animamos a hacerlo, y es que si no perdería toda la gracia que tiene este hombre.
Empecemos sabiendo que es imposible acercarse a ver Django Desencadenado sin tener en mente sus anteriores películas. Y mira que me confieso abiertamente un megafan de Tarantino, creo que todas sus películas me gustan. Y aunque es normal que tenga fallos o esas pequeñas licencias que todos le perdonamos, por regla general estas ausencias se suelen olvidar con grandes escenas que quedan impresas en el humilde espectador. Esa es la magia de Quentin Tarantino: hace películas que automáticamente se convierten en películas de culto, y esto viene directamente porque él copia descaradamente sus propias pelis de culto. Sin ofender.

Sin desviarnos del tema, me reitero en mi idea de que tú vas a ver la nueva de Tarantino, y eso significa que has visto alguna anterior. Quiero decir, sabes lo que te espera. ¿Me entendéis verdad? Tú vas a ver la nueva frikada de Tarantino, y aquí es donde creo que más falla esta película. Algo que no me esperaba, la verdad.
Quentin le tiene un amor eterno al espagueti-western, estilo con el que creció. Esto es algo que sabemos todos sus fans, y que se puede comprobar en todas sus películas, siempre llenas de sutiles detalles, zooms o planos de cámara del lejano oeste y sobretodo, esa mágica música que elige a conciencia y con la que nunca falla. Maestros como Bacalov o Morricone que pueden acompañar cualquier escena, mucho más allá del western - como ese Kill Bill con esencia de bandolera. Malditos Bastardos, Pulp Fiction y sobre todo la anteriormente citada Kill Bill son películas que tenían ese tufillo de espagueti que le venían como anillo al dedo. Detalles que ayudaban a la atmósfera y le daban ese carácter Tarantino a la obra sin hacerte salir de la historia. Sin embargo en Django Desencadenado, un remake de una del Oeste, un western propiamente donde se podría haber lucido tantísimo, ese tufo ha desaparecido por completo. Quizás tan sólo relegado a zooms - casi siempre estúpidos- y a algunos comportamientos igual de tontos.


Pero no todo son cosas malas. Como digo, la película me ha dejado un extraño sabor al salir del cine, pero es más dulce que amargo. La historia y el Lejano Oeste quedan así, lejanos, para pasar el legado a unos diálogos geniales y a unos grandes personajes. Sin dudarlo, todos nos quedamos con Christoph Waltz y con Leonardo DiCaprio, que demuestran una vez más lo bien que lo saben hacer y ganarse el sueldazo.



Jamie Foxx, sin embargo, se queda bastante fuera del elenco por culpa de ese toque demasiado blaxploitation que le han querido dar. Las escenas propias del género western están muy bien hechas, y aquí se nota toda esa pubertad ante un videoclub viendo italianadas del estilo. Ese vestuario, esa ambientación; todo un regalo, así como la sangre: detalle que todos estábamos esperando desde el momento en que se supo que el siguiente exceso de Tarantino iba a ser una de vaqueros.
La historia está bastante bien diferenciada entre la parte liberación - training y la parte del brillante plan para salvar a la damisela en apuros. Y lo cierto es que se hace un pelín larga, algo a lo que nada ayudan esos 30 minutos del final todo acaba bien que se podía haber hecho claramente un poco antes en lo que todos creíamos que era el final: una escena muy tensa, muy bien llevada y muy bien hecha, qué coño.
Aún así, lo más disfrutable de la película es esa primera parte donde Waltz brilla allá donde habla o mata. Una parte mucho más amena y más western que el resto, con -repito- unos diálogos terriblemente geniales, donde nos muestra un viaje desde lo más fondo del ser humano hacia la liberación.



En resumen, críticas y momentos geniales marca Tarantino, pero pocos, aderezados con un poco de lentitud y una música donde tampoco se ha lucido mucho. A decir verdad, y siguiendo con el estilo del director, las canciones que mejor acompañan son justo las contrarias al género: aquellas que no son canciones del oeste.

Lo mejor: los diálogos con Leonardo DiCaprio.
Lo peor: que el final se haya alargado tanto y no tenga el clímax que sí que tiene la primera parte. Al igual que Malditos Bastardos, es imprescindible verla en VO.

Valoración: quiero mucho a Tarantino, un 8/10. No entra en el podio de sus películas.

Mis inicios como hombre hipster (II)

/ lunes, enero 14, 2013 /
Es lunes. Tengo un trozo menos de oreja, cortesía de mi peluquera particular; y un simpático y amable mosquito me ha dejado un ojo derecho bien bonito para poder disfrazarme hoy de Quasimodo.
Imagino que el hecho de ser lunes no tiene nada que ver.
Pero hay días en que necesito urgentemente despertar.

Mis inicios como hombre hipster

/ viernes, enero 04, 2013 /
Está de moda estar de moda y eso lo sabe todo el mundo (que esté en la onda)
Es muy moderno ir a cafeterías o a sitios sólo para publicarlo en Facebook o en Foursquare, que todavía es más IN. Yo lo reconozco, no os voy a mentir, ahora ya tengo como propósito de año nuevo hacer un check-in aunque vaya al lavabo a mear. Mi propósito de año nuevo es ser mas moderno.
Y estoy en ello, no os faltéis. Aviso ya: he abandonado toda opción en dejarme barba hipster porque me es imposible. Dios me ha bendecido con un gran y bonito pelo ondulado en mi cabeza a cambio de una barbilla desmesurada que me hace parecer un eterno adolescente. Un pelo aquí y otro allá, como podría decir Mecano perfectamente.
Aún así no he cesado en mi empeño. También voy a aprovechar y adelgazo algunos kilos más. Un propósito que ya empecé hará cosa de 3 meses, de lo que antes era yo. Ahora soy medio yo, o al menos 3/4. Me quedan todavía kilos por perder, pero tampoco quiero que os montéis una imagen de mí como una mole enorme de carne humana, coño. Entro dentro del grupo "persona normal".
En esta mezcla de ser un hombre hipster - neovagabundo y un hombre más delgado entra mi aventura de ayer por la tarde.

Día 1: Té con hielo.


Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Llego de trabajar -de diseñador, of course- y lo preparo todo para empezar mi nuevo estilo de vida. Días antes me había comprado unas hierbas para poder limpiar mi cuerpo de estas bombas navideñas que han sido los bombones, el chocolate y el alcohol. Preparo a mi perro para irme a correr con él y lo dejo sentado esperando su turno para estar conmigo. Dejo el cazo en el fuego, un cazo tan retro que me ha enamorado y que uso para prepararme la infusión. Aclaremos antes que en la vida me he preparado un té o cualquier infusión en el fuego de mi cocina, y que la chica de la herboristería intentó, sin ningún éxito como ahora descubriréis, explicarme como hacerla en casa.
El agua empieza a hervir y meto una cucharada sopera con hierbas. Todo me parece genial. Yo, con mi jersey jacquard preparándome una cazuelita de té calentito antes de irme a correr. Joder, qué moderno soy. Creo que la chica me dijo que ha de removerse y dejarse reposar, por lo que con la cuchara anteriormente citada remuevo bien la mezcla. Las llamas de un fogón tan vintage como el cazo no me dejan estar mucho tiempo removiendo mi mejunje así que cojo el cazo y lo retiro. Cojo el cazo antiguo y retro. Tan antiguo que el mango está hecho de la misma pieza que el cazo en sí. Como os podéis imaginar el quemazo que me provoco es espectacular y con un equilibrio casi casi igual al de un artista de circo entre dos rascacielos intentando demostrar los huevos tan grandes que tiene dejo el cazo donde estaba mientras empiezo una especie de ritual hecho por mi gente para evitar que me duela más: dar saltitos a la pata coja.
Paro un poco de hacer el monguer. Dedos pulgar e índice rojísimos. Me voy corriendo al congelador a coger un hielo para al menos bajar la hinchazón, con tan mala suerte que al sacar un cubito se me cae una copa de esas que mi padre pone para que la cerveza esté bien fresquita. Desastre total. A todo esto, el pobre perrete está esperándome para pasear. Con el hielo en la mano y Pepe asustado de tanto ruido, y de tanta torpeza, se sobresalta y me sigue. Con el hielo en la mano y la escoba y el recogedor en el otro, me las apaño para encerrar temporalmente a Pepe y calmarlo un poco. Consigo recoger el cristalino estropicio ¡con una mano! y aquí no ha pasado nada.
Cojo un trapo y mucho cuidado y al fin coloco mi infusión en una taza con colador mediante. Me pongo algo de sacarina y pa'dentro. Sabe a rayos pero también a gloria y a satisfacción y al comienzo de una nueva etapa. Cojo a Pepe, menos alegrado que antes y nos vamos a descansar por la ciudad.
Pues empezamos bien.

La Hora Indie. Parte 2.

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Primer viernes del año nuevo y primer viernes musical.
Hace tiempo que no me paso a ver qué tal va todo, así que ya tocaba. En mi coche suena mucho Love of Lesbian últimamente, mezclado con algo de Radio 3, y en mi curro tienen que aguantar mis aires hipsters. Así que os dejo un pequeño acompañamiento musical para este fin de semana, orquestado por Miss Caffeina, a quienes nunca había escuchado.
A pasarlo muy bien este año.

 
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