Mis inicios como hombre hipster

/ viernes, enero 04, 2013 /
Está de moda estar de moda y eso lo sabe todo el mundo (que esté en la onda)
Es muy moderno ir a cafeterías o a sitios sólo para publicarlo en Facebook o en Foursquare, que todavía es más IN. Yo lo reconozco, no os voy a mentir, ahora ya tengo como propósito de año nuevo hacer un check-in aunque vaya al lavabo a mear. Mi propósito de año nuevo es ser mas moderno.
Y estoy en ello, no os faltéis. Aviso ya: he abandonado toda opción en dejarme barba hipster porque me es imposible. Dios me ha bendecido con un gran y bonito pelo ondulado en mi cabeza a cambio de una barbilla desmesurada que me hace parecer un eterno adolescente. Un pelo aquí y otro allá, como podría decir Mecano perfectamente.
Aún así no he cesado en mi empeño. También voy a aprovechar y adelgazo algunos kilos más. Un propósito que ya empecé hará cosa de 3 meses, de lo que antes era yo. Ahora soy medio yo, o al menos 3/4. Me quedan todavía kilos por perder, pero tampoco quiero que os montéis una imagen de mí como una mole enorme de carne humana, coño. Entro dentro del grupo "persona normal".
En esta mezcla de ser un hombre hipster - neovagabundo y un hombre más delgado entra mi aventura de ayer por la tarde.

Día 1: Té con hielo.


Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

Llego de trabajar -de diseñador, of course- y lo preparo todo para empezar mi nuevo estilo de vida. Días antes me había comprado unas hierbas para poder limpiar mi cuerpo de estas bombas navideñas que han sido los bombones, el chocolate y el alcohol. Preparo a mi perro para irme a correr con él y lo dejo sentado esperando su turno para estar conmigo. Dejo el cazo en el fuego, un cazo tan retro que me ha enamorado y que uso para prepararme la infusión. Aclaremos antes que en la vida me he preparado un té o cualquier infusión en el fuego de mi cocina, y que la chica de la herboristería intentó, sin ningún éxito como ahora descubriréis, explicarme como hacerla en casa.
El agua empieza a hervir y meto una cucharada sopera con hierbas. Todo me parece genial. Yo, con mi jersey jacquard preparándome una cazuelita de té calentito antes de irme a correr. Joder, qué moderno soy. Creo que la chica me dijo que ha de removerse y dejarse reposar, por lo que con la cuchara anteriormente citada remuevo bien la mezcla. Las llamas de un fogón tan vintage como el cazo no me dejan estar mucho tiempo removiendo mi mejunje así que cojo el cazo y lo retiro. Cojo el cazo antiguo y retro. Tan antiguo que el mango está hecho de la misma pieza que el cazo en sí. Como os podéis imaginar el quemazo que me provoco es espectacular y con un equilibrio casi casi igual al de un artista de circo entre dos rascacielos intentando demostrar los huevos tan grandes que tiene dejo el cazo donde estaba mientras empiezo una especie de ritual hecho por mi gente para evitar que me duela más: dar saltitos a la pata coja.
Paro un poco de hacer el monguer. Dedos pulgar e índice rojísimos. Me voy corriendo al congelador a coger un hielo para al menos bajar la hinchazón, con tan mala suerte que al sacar un cubito se me cae una copa de esas que mi padre pone para que la cerveza esté bien fresquita. Desastre total. A todo esto, el pobre perrete está esperándome para pasear. Con el hielo en la mano y Pepe asustado de tanto ruido, y de tanta torpeza, se sobresalta y me sigue. Con el hielo en la mano y la escoba y el recogedor en el otro, me las apaño para encerrar temporalmente a Pepe y calmarlo un poco. Consigo recoger el cristalino estropicio ¡con una mano! y aquí no ha pasado nada.
Cojo un trapo y mucho cuidado y al fin coloco mi infusión en una taza con colador mediante. Me pongo algo de sacarina y pa'dentro. Sabe a rayos pero también a gloria y a satisfacción y al comienzo de una nueva etapa. Cojo a Pepe, menos alegrado que antes y nos vamos a descansar por la ciudad.
Pues empezamos bien.

0 cosillas al respecto:

Publicar un comentario

 
Copyright © 2012 El Increíble Hombre Estufa, All rights reserved
Design by DZignine. Powered by Blogger