Lunes noche.

/ martes, abril 23, 2013 /

Hay momentos en que tu cuerpo te pide algo y no sabes qué es.
Hay pocas veces en que una película responde por completo a tu estado de ánimo de ese cierto momento, y eso es lo que me ha sucedido esta vez. Algo que sólo me ha pasado en pequeños periodos de mi vida, muy distintos entre sí, con pelis como El Apartamento o ¡Rompe Ralph!
El Apartamento llegó a mí como por casualidad, de regalo con un periódico. Caí perdido en ella en un momento en que atravesaba una dura pérdida para mí: un amor no correspondido que tardó tiempo en cicatrizar. Y al que ahora, con el tiempo, ves de otra manera mucho más distinta. Además, todas las navidades me envía una tarta por navidad. Apenas conocía a Jack Lemmon, y eso que ya llevaba varios años iniciado en el mundo del cine, desde entonces se ha convertido en mi película favorita.
En la otra esquina del ring, y con un peso totalmente distinto al anterior oponente se encuentra ¡Rompe Ralph!. Me acuerdo que salimos del cine y todos me preguntaban cómo podía haber llorado tanto con esa peli. Y es verdad, que no es para tanto. Sin embargo, unos días antes me dijeron que la pequeñaja de la casa, Lucía (mi ahijada de 4 añitos) y su familia tenía que marcharse a vivir a otra ciudad bien lejos. Me pareció bien, las cosas no les iban bien aquí y había que probar. No fue hasta ver esta maravilla de film cuando desaté todo lo que en realidad pasaba por mi mente: no iba a verla tanto como antes.Y es que a veces, para proteger a los que te importan, tienes que dejarlos libres, en su mundo.

Ha habido otros muchos momentos donde las películas retrataban a la perfección mi película interior en ese momento. A veces me siento como "Abed", de Community. Me sucedió con 500 días juntos, con Scott Pilgrim y en especial con casi todo el cine de animación, de las que Buscando a Nemo es el zénit (y de verdad que no sé porqué)

Ali (2012, Paco R. Baños) es otra peli con ganas de sumarse a la lista.


He conectado con ella de una forma brutal, supongo que por ese acercamiento tan bien llevado y tan natural que tiene la peli. La música, las caras, los pequeños detalles que se van repitiendo durante la trama... Me ha encantado. La recomiendo, y mucho.
Es un proyecto de indie patrio, y no está libre de fallos, obviamente. Pero destila a un olor dulce y cuidado, sobretodo en la relación de las dos Alicias, madre e hija, que tan bien quedan en escena. La gente se muestra tal y como es, con sus luces y sus sombras. Y aunque tiene detalles un tanto yankis, se le puede perdonar por ese atrevimiento que es toda la película. Y porque a Verónica Forqué se lo perdono todo, joder.
 
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