Horario de apertura.

/ viernes, mayo 18, 2012 /
Desde hace un par de semanas, todas las mañanas sigo la misma rutina. Me pongo dos despertadores ya que tengo la fea costumbre de quedarme dormido o apagar la primera alarma inconscientemente. Suelo levantarme alrededor de las 8:00 de la mañana,y casi siempre hago las mismas cosas.
Nada más despertarme toca mirar por la ventana para ver cómo será el día y cómo se desarrollarán las horas: ¿hará sol, tiene pinta de llover...? Después cojo mi ropa preparada del día anterior (un tanto repipi, lo admito) y voy con ellas y con un libro al aseo.
Allí procuro deleitarme sentado en la taza unos tres o cuatro capítulos de Neil Gaiman, sin prisas y relajado, mientras dejo abierto un pequeño chorro de la ducha para que se vaya calentando. Depende de lo que acabe antes, si mi estómago o bien mi lectura matinal me meto en la ducha, hago lo que se suele hacer dentro de ellas y salgo.
Me visto en el aseo, donde a veces suelo cambiar el modelito del día de dos a tres ocasiones y a veces me doy cuenta de lo lúcido que fui el día anterior, mirando lo guapo que salgo frente a mi retrato instantáneo en el espejo.
Lo raro es que no siempre es así estrictamente: algunas mañanas saco la ropa sucia a la terraza, otras me pruebo más ropa para poder coincidir con el must de la temporada y hay días en los que me peino y me despeino y no me gusta y me vuelvo a lavar el pelo y me lo seco y me lo peino otra vez dejándolo exactamente igual que estaba.
Aún así, hay una cosa que me inquieta muchísimo. Y que empezó, como he dicho, desde hace un par de semanas. Cada mañana tardo un tiempo determinado, incluso hay veces que me levanto mucho antes de sonar el segundo despertador y me estoy duchando ya mientras suena el primero.
Al llegar a mi cuarto para prepararme la mochila o hacer la cama o lo que sea, siempre y digo siempre, son las 8:17 AM. No sé si ocurre algo con este número pero cada día me asombro más de que es así, y cada mañana hago cosas distintas en tiempos distintos, aunque siguiendo el orden normal, vamos.
Me encantaría averiguar que esta hora es mágica y que todo sucede por que dichas vueltas del reloj son el resultado de una antigua leyenda que predica que a esas horas el tiempo se detiene, teniendo cada uno el tiempo infinito para hacer lo que se desea hasta volver de nuevo a donde nos despedimos de la misteriosa noche anterior.
Y sería muy triste que yo lo utilizara para quedarme sentado en el váter.

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