Serenata diurna.

/ viernes, junio 01, 2012 /
True Story. Martes 29 Mayo.

Salgo de trabajar. No es sino otro caluroso martes más, esperando a que llegue el fin de semana para poder descansar. Y todavía estamos a martes y madre mía qué calor y mira qué coñazo tener que coger el coche ahora a las 14:00.
Salgo de mi trabajo a media jornada y cojo el coche para llegar a mi segundo trabajo. Un estudio con unos amigos donde al final hacemos lo que nos da la gana. Se está a gusto. Tenemos mucha luz y muchas ganas de hacer el tonto, algo que es de agradecer si pensamos que el mundo está como está y nosotros vamos tirandillo.

Entrando por Valencia me atasco en una gran rotonda de tres carriles más. Yo voy a la izquierda del todo, intentando adelantar algo en la cola. De pronto miro hacia mi izquierda, en el carril contrario y veo a un señor vestido de negro agitando un cartel de cartón.
- Pobre gente -pienso yo- siempre me dan mucha pena la gente que se pone a pedir en los semáforos.
Aparto mi mirada, pero el morbo me puede y vuelvo a dirigir mis ojos hacia él. La cola avanza como una tortuga. Le miro, y veo que tiene apoyado en el suelo una funda de guitarra y una pandereta en la otra mano, moviéndola. Parece que está cantando. Y haciendo autoestop.
Bajo la música, bajo la ventana y lo escucho cantar una de esas canciones de repertorio tunero. En efecto, lo observo más y va vestido de negro. De Tuno. Lleva grandes chorreras y esas mangas abultadas de terciopelo. Me deshago del sudor de mi frente y le vuelvo a mirar. Me da calor sólo de verlo.
Pero él sigue tocando, alegre y pidiendo autoestop para viajar a saber dónde. Imagino cómo ha podido llegar a esa situación.

- Lo siento, estás fuera del grupo, no nos gustan tus toques de pandereta y mucho menos esa guitarra que aporreas y que tú llamas "Clavelitos".
- ¿Pero por qué? ¡Yo fundé este grupo y sin mí no llegaréis a ningún sitio! No podéis hacerme esto.
- Claro que podemos, estamos todos de acuerdo. -dice el nuevo autoproclamado líder, dentro de la furgoneta, dirigiendo su mirada a unos nueve atentos tunos más- Has cambiado, Pablo, lo siento.
- ¿Qué lo sientes? Pero quién te has creído que eres? Pues yo no me voy. ¿Quién os habéis creído que sois? ¿Qué vais a hacer, echarme de la furgoneta? ¡Ha!

Para de tocar y me dedica una mirada seria y profunda. Inexplicablemente me he quedado prendado y no aparto la mirada. Ahora sonríe. Pero una de esas sonrisas que a la vez de simpáticas son algo aterradoras.
La cola avanza un pelín más, y me doy cuenta gracias al amable señor que llevo detrás, que me anima a acelerar más rápido y que mire pa'lante y que venga que hace calor y que tengo prisa.
Avanzo unos ¿tres? metros más y volvemos a pararnos. Giro la cabeza hacia la izquierda buscando al alegre y no-sudoroso Tuno.
Pero no está.
¿A quién le cabe una guitarra en el coche?

0 cosillas al respecto:

Publicar un comentario

 
Copyright © 2012 El Increíble Hombre Estufa, All rights reserved
Design by DZignine. Powered by Blogger