Butacas de cine (II): Hábitos saludables

/ viernes, septiembre 28, 2012 /
Siguiendo con mi intento de mejorar el mundo (del cine), sigo masticando las opiniones que tengo sobre el panorama actual del cine en este nuestro país de pandereta.

Todo este arranque parte del hecho de mi visionado de Dredd hará ya algún fin de semana. No es que la peli me animara a violentarme, de hecho, es una peli bastante respetable que me ha hecho confiar en el futuro... no en el de la película, claro. 
Domingo tarde-noche, a una hora extraña en la que no sabíamos si merendar o cenar nos sentamos a tomar un café mientras esperamos la hora que tiene que pasar para que entremos en la sala. Por supuesto ya tenemos las entradas compradas, guardadas como oro en paño. Y aquí está el tema.
Una entrada de cine me ha costado 9,40 Leuros. Casi 10. Casi nada.

Dejando aparte la subida del IVA por nuestros grandes superiores, en lugar de bajar sus privilegios; el cine cuesta unos 7 L€, que de por sí ya es caro.
Esta es una buena forma de NO atraer a la gente hacia el cine, de NO cuidar a los espectadores fieles y de potenciar a tope la piratería. A los espectadores aleatorios que van 1 vez cada mes o cada dos, este precio ya es sangrante. pero es que a cualquier aficionado medio al cine, como yo, ya nos duele pagar este dinero. Sinceramente, me duele más no poder disfrutar de todas las pelis que me apetece ver, teniendo que echar mano de otros "métodos" para verlas más baratos. De piratearlas, qué coño.
Ni estoy fomentando la piratería ni nada por el estilo. Seguiré yendo al cine siempre que pueda, y cuando no se pueda, también quiero defender activas propuestas como son Filmin o Voddler, de las que también soy usuario.

Sin embargo, lo peor de todo es la pérdida de los hábitos.
Todos esos padres que han enseñado a sus hijos a valorar la cultura -ir al cine, comprar música, un buen libro-, son ya abueletes y ahora nos toca a nosotros el continuar con esta premisa. Pero con estos precios, ¿quién va a querer llevar a toda la familia al cine? ¿quién va a quere si quiera ir al cine?
Yo tampoco puedo hablar mucho. Realmente el rito de ir al cine todos los viernes me lo inculqué yo mismo, cuando nos juntábamos en los centros comerciales y nos resultaba barato (no soy tan mayor, 4€ una entrada, y ya me parece justo)

¿Qué va a pasar a partir de ahora? Gracias a los dioses, los cines pequeñitos que dan de comer a pocas familias son la carne de los cinéfilos. Cines íntimos donde disfrutar de V.O, de películas interesantes y no interesadas y en definitiva, del ambiente familiar que tanto se echaba de menos en las multisalas.

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