Historias de una Casa III

" Mi tía Carmen nos contaba el miedo de una noche de guerra en la que muy tarde llamaron para descansar un pelotón o escuadrilla, no sé descifrarlo, de caballería republicana a pasar la noche y al día siguiente marcharon sin decir nada ni a dónde.

A parte de tener la fonda posada, en esta misma se vendían toda clase de plantas y semillas de viveros propios que hacían y cuidaban mis antecesores. Los primeros huertos que tuvieron fueron detrás de la casa, antes de que se instalara la fábrica de conservas "La Torrentina", pasand después a ubicarse en el margen derecho, pasando el Barranco.

Llegando ya los años 70, mi padre toma las riendas de esta fonda-posada haciendo una gran reforma, anulando las cuadras de los caballos, convirtiéndolo así en un Bar Restaurante. Poniendo una barra de Acaró y por supuesto una cafetera eléctrica.
Tuvimos una parada de tranvía y después de autobuses, teniendo en exclusiva la venta de abonos para viajar.

Mi padre tuvo la desdicha de, a los pocos años de la reforma enfermar y dos años después morir; teniendo que ponerme al frente de esta casa muy joven, pero con ese gran fondo interior de tan gran legado que mis antepasados me han dejado. "